Los masajes faciales no solo nos ayudan a activar la circulación sanguínea, sino que también mejoran la oxigenación de las células y aumentan la producción de colágeno en la piel, además de tonificar los músculos faciales, atenuando así la apariencia de las arrugas y las líneas de expresión.
Los masajes faciales no solo nos ayudan a activar la circulación sanguínea, sino que también mejoran la oxigenación de las células y aumentan la producción de colágeno en la piel, además de tonificar los músculos faciales, atenuando así la apariencia de las arrugas y las líneas de expresión.
Redacción EC

El envejecimiento ha sido y sigue siendo una constante a lo largo de la historia, pues es un proceso natural, progresivo e irreversible, por el cual a travesamos los seres humanos todos los días, especialmente, como refirió David Ruiz Vela, cirujano plástico e investigador de la medicina de la longevidad a Bienestar, a los 25 años, se empieza a evidenciar un declive funcional, pues nuestro organismo deja de realizar un proceso continuo y diario que consiste en el repoblado y restauración de células madres en los tejidos de todo el cuerpo, por lo que podemos empezar a notar los primeros signos de la edad; sobre todo, en nuestro rostro.

Contenido sugerido

Contenido GEC