El momento más grave de mi vida
Un hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.
Otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.
Y otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.
Y el último hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.
Hasta ahora pensaba, como el último hombre del diálogo de Vallejo, que el momento más grave de mi vida aun no había llegado, hasta que el pasado miércoles, mi médico me dijo que tenía un tumor avanzado del intestino grueso.
Esta es una versión abreviada de lo que empecé a escribir la noche del miércoles 22 de octubre. Lo hice porque quería empezar a documentar mi jornada del cáncer y porque pensé que el poner en escrito mis emociones podía ayudarme a enfrentar mi propia mortalidad.
Miércoles 22 de octubre, 2014. 8:30 PM.
Hoy día a las tres y media de la tarde me dijeron que tengo un tumor de 4 cm y medio en el colon transverso.
Lo esperaba, anoche no pude dormir bien, pensando en la posibilidad de que eso fuera cierto, pero cuando me lo dijeron, se confirmaron mis más profundos miedos. La molestia en el vientre de los últimos dos días y esa sensación de que tenia como dicen mis pacientes “una calentura interna” me anunciaban que había algo raro.
Por la manera tan profesional de hacerme las primeras preguntas, de que si tenia tal o cual síntoma, y si ya había visto el resultado del CT Scan que me había hecho unas horas antes, mi doctor me dio a entender que había algo raro.
Bajando la cabeza me lo dijo de frente y sin anestesia: tienes un tumor grande en el colon. Y para dar fuerza a sus palabras no dejaba de mostrarme la imagen del tumor de mi colon entre manchas de bario en su computadora portátil.
Tenía que haberme hecho mi segunda colonoscopía a mediados de este año y la dejé pasar. Pensaba hacerla antes de que termine el año, pero ahora tendré que hacerla este viernes por obligación, para saber si mi tumor es maligno.
Probablemente debido a que en preparación para el CT Scan de hoy no había comido desde la noche anterior y por la súbita y chocante noticia, tuve un vahído mientras esperaba las instrucciones para hacerme mi colonoscopía. Las enfermeras se asustaron y vinieron todas a ayudarme. Me dieron jugo de naranja y me acompañaron hasta mi oficina. Estaba mareado.
Al legar a mi oficina me acosté en el suelo y eleve las piernas en una silla para poner más sangre en el cerebro y traté de mandarle un mensaje de texto a mi amigo Nick de CNN en Español para decirle que no podía ir a la entrevista en vivo a las 6 PM para comentar las noticias del Ébola del día. Pero no pude escribir el mensaje, los dedos no me obedecían. Estaba débil, mareado y abrumado.
Pensé que un poco de comida me aliviaría y comí un cereal que tenía guardado en un cajón del escritorio. Me hizo mucho bien y fue allí donde decidí que mi situación tenía dos opciones: o me derrumbaba por completo, cancelando todas mis actividades de los próximos días y me iba a casa a lamentar y rumiar mis penas, o seguía con mi vida, sabiendo que debido a que aun no se sabe qué tipo de tumor tengo, debo cruzar el puente cuando llegue a la orilla del rio.
Decidí hacer lo último, me reincorporé, me fui a la cafetería del hospital, me tomé una reconfortante sopa de pollo y un filete de salmón con vegetales y frejoles.
La comida me hizo sentir mucho mejor y fui al estudio de CNN. Hice la entrevista en vivo con Juan Carlos López, pensando que muy difícilmente alguien podría imaginarse que el doctor que estaban viendo en la pantalla, se acababa de enterar que tenía un tumor del colon, con toda certeza, un cáncer avanzado del colon.
Al salir del garaje de CNN, suena el celular y era mi hija Maquita, ¡que dulce y deliciosa voz la de mi niña! Pensé que probablemente no podré ver a mis nietos nacidos de ella, ella recién cumple 17 años en 12 días y está terminando la secundaria. ¡Qué orgulloso me había sentido la noche anterior cuando recibió un premio por ser deportista ejemplar!
Yendo a casa, pensando en cómo mi vida se había dado vuelta en un instante, me llaman para recordarme que tenía que dar una charla sobre cáncer de mama a mujeres afroamericanas del vecindario. En primera instancia decido no ir, pero cambio de idea para ser consecuente y me dirijo al edificio de apartamentos de gente pobre para dar la charla.
De regreso, me llama mi esposa, y no sabía cómo darle la mala noticia, me incomodaba decírselo por teléfono, pero se lo tuve que decir. Con su reconfortante positivismo me pidió que confiara en que todo iba a salir bien. Le dije que estaba preparado para cualquier cosa y que lo que realmente me molestaba no era tener cáncer (30% de cánceres no se pueden prevenir ni detectar), sino que el cáncer avanzado que me habían encontrado era prevenible.
Llegué a la casa, hablé brevemente del asunto con mi esposa, no le dije nada a mi hijita y traté de seguir con mi rutina. Vi el noticiero nacional de la NBC, me comí un plátano, me hice mi agüita de anís y ahora estoy viendo el Real Madrid-Liverpool por la copa UEFA. El Madrid esta ganando fácilmente por dos a cero.
Ojala pueda dormir bien esta noche, estoy cansado pero tengo sueño lábil.
Este hermano gemelo que es mi tumor como que me avisa que está ahí, se deja doler… pero le digo que ya no tiene mucho tiempo, pronto estará fuera de mi vientre.
Estoy dispuesto a luchar con mucha fuerza y aplicar “en carne propia” lo que le digo a mis pacientes: que en la vida hay dos días que no existen: ayer y mañana.
Ayer ya pasó, fue un día lindo, mañana será otro día pero mientras tanto, trataré de que lo que queda del día de hoy sea mejor. Voy a avanzar rápido este partido grabado del Madrid para ver el River-Libertad por la Sudamericana. Terminaré de escribir esto y me iré a dormir.
Mañana tengo que ver pacientes desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, debo grabar cinco programas para el programa de salud de CNN en la tarde y luego empezar a tomar el purgante de preparación de la colonoscopía para estar listo para el examen del viernes a las siete de la mañana.
Hay tantos pensamientos que dan vueltas en mi cabeza, siendo los más dolorosos los relacionados a mi familia. Dependiendo de cómo responda al tratamiento, es posible que no vea desarrollar a mis hijos, no iré a sus bodas, no veré a mis nietos. Que ironía de la vida, pienso, de que el doctor de la prevención del cáncer sea diagnosticado de una forma avanzada de un cáncer prevenible. El pensamiento parásito que me atormenta es tratar de explicarme porque no me hice mi colonoscopía cuando me tocaba, hace 4 meses. Pero por el tamaño del tumor, es posible que ese pequeño lapso no tenga mayor importancia y que probablemente este tumor ha estado creciendo desde hace dos años, mientras daba alguna charla de prevención del cáncer del colon… me desconcierta pensar que después de mi operación, voy a recibir quimioterapia en mi propio hospital.
Súbitamente, todos mis proyectos personales, mis planes de trabajo en Perú, el libro de cáncer que se va a publicar el próximo mes, mis planes de escribir mi tercer libro, mi retiro, todo queda en un limbo.
Y ni que decir de la súbita realización de que las cosas materiales no tienen ningún sentido, que lo cambiaria todo porque alguien me diga que lo que estoy viviendo es un mal sueño.
Veremos que pasa, tengo fe, trataré de no rumiar tanto
Jueves 23 de octubre 2014. 7:30 PM.
He terminado de tomar el primer litro del líquido para la preparación de mi colonoscopía que será mañana a las 7 de la mañana. El líquido es dulzón pero súper empalagoso y me dio un poco de nauseas.
Me ha dolido el vientre todo el día, incluso cuando camino. Hoy he visto 17 pacientes, he hecho mi programa de radio de 1 a 2 de la tarde y terminé de escribir tres de los cinco segmentos que grabé hoy para el programa de salud de CNN del mes de noviembre.
Mientras hacía algo de tiempo, preparándome un caldo de verduras para hidratarme durante la preparación, recibo la llamada de mi doctor. Pensé, que fino mi amigo Julito, que llama a su paciente a quien le va a hacer su colonoscopía mañana temprano. Pero la razón de su llamada era otra…
Me dice muy sorprendido que revisando mi análisis de sangre en preparación para el examen de mañana, mis resultados son increíblemente normales para una persona que tiene un tumor canceroso tan grande y que mis glóbulos blancos (que indican una infección) están muy elevados, en casi 10,000. Mi nivel de hemoglobina es 16 (excelente nutrición) y que todos mis valores son de un hombre excepcionalmente sano.
Noto además un tono de entusiasmo cuando me dice que una sustancia llamada CEA (marcador de cáncer del colon y usualmente muy elevado cuando el cáncer esta “fresco”) es de solo 0.8, muy por debajo del valor normal que es 4.0. Pienso inmediatamente que tiene razón, que el valor usual de CEA en un cáncer “fresco” es de 800 o más de 1000, yo tengo menos de 1.
Me dice que no quiere adelantar nada pero pueda que tenga otra cosa que no sea cáncer.
Estoy llorando y hablándole al retrato de mi madre mientras escribo estas líneas, creo que este puede ser un mensaje de ella para que le dé sentido a mi vida. Mi madre es el vehículo que me conecta con Dios Todopoderoso.
Veremos que sale en la colonoscopía mañana… debo tomar el segundo litro de preparación a las 3 de la mañana.
Viernes 26 de octubre 2014. 3:00 PM.
Estoy despierto desde las tres de la mañana cuando empecé a tomar la segunda toma de preparación para la colonoscopía y limpiar el colon. Fui al hospital a las 6:30 de la mañana y a las 7:30 ya estaba listo para el procedimiento. Las enfermeras que me atendieron me reconocieron y me trataron maravillosamente bien.
Mi primera experiencia de paciente en mi propio hospital ha sido muy buena. Estoy impresionado con la calidad del servicio y las medidas de seguridad.
Me durmieron con Propofol (anestésico que usaba Michael Jackson para dormir) a las ocho y media de la mañana y a las nueve ya estaba despierto.
Veo el rostro de Julio quien entre sonriente y desconcertado me dice: buenas noticias, no hay tumor, no sabemos qué tienes, he hablado con el radiólogo y te espera abajo para hacerte un nuevo examen.
Fui a rayos X, me repitieron el CT Scan y la mirada incrédula del radiólogo me lo decía todo: no había tumor, podría ser un caso de enfermedad inflamatoria del colon que produjo un espasmo, el cual junto al bario y los excrementos dio la imagen de tumor que se informó inicialmente. Podría ser también un caso de disminución de irrigación sanguínea pasajera del colon que se investigará después.
El hecho es que no tengo cáncer y tengo ya una segunda fecha de nacimiento.
Epílogo
- La vida es maravillosa.
- En solo 48 horas, mi vida adquirió un nuevo sentido, todo tiene ahora un diferente tono.
- La salud es un bien que se puede perder en un milisegundo.
- La medicina no es una ciencia exacta.
- Si tienes un examen médico pendiente, no lo dejes pasar
- Si has estado posponiendo tu visita médica preventiva, no la dejes pasar, actúa hoy.
- Mi primera experiencia como paciente (nunca he estado en un hospital), me hará un médico mucho mas humanitario.
- Ahora entiendo perfectamente la angustia de los pacientes a quienes les he tenido que decir que tienen cáncer. Creo haber sido sensible, lo seré mucho más de ahora en adelante.
- No se ha inventado todavía un ataúd con gavetas para que te lleves tus posesiones materiales.
- Adora a tu familia, diles que los amas, llénate de espiritualidad y enrumba tu misión de vida.