Las llamas y el Covid-19
La semana pasada, una publicación científica en la revista Cell, comunicó que las llamas podrían guardar el secreto del combate contra el nuevo coronavirus. Sin duda, la noticia dio la vuelta al mundo, por lo que hoy veremos en que consiste esa característica tan especial de esos camélidos andinos.
Para empezar, la característica biológica que vamos a describir, no es exclusividad de las llamas, sino que esta presente en los camélidos, orden zoológico que incluye a sus primos andinos como la alpaca y la vicuña, y a sus parientes al otro lado del mundo, los camellos y dromedarios.
Sistema inmunológico
Para entender la contribución de las llamas y sus parientes camélidos a la lucha contra el Covid-19, debemos primero recordar qué es y como funciona el sistema inmunológico o de defensa del cuerpo.
El sistema de defensa del ser humano está formado esencialmente por dos elementos, células inteligentes llamadas linfocitos -que es uno de los tipos de glóbulos blancos- y las sustancias o productos que forman estas células, unas proteínas gigantescas llamadas anticuerpos o inmunoglobulinas (Ig). Células y anticuerpos, esos son los dos componentes de nuestro sistema de defensa.
¿Y cómo funciona?
El funcionamiento del sistema de defensa es muy interesante y puede compararse a las guerras modernas, las cuales basan su fuerza en inteligencia y armas teledirigidas a distancia.
Imaginemos que un virus entra al cuerpo… pongamos que sea uno de los tantos virus del resfrío que le dan la vuelta al mundo.
Al llegar a la nariz -lugar por donde entran los virus respiratorios- ese virus del resfrío es inmediatamente interceptado y reconocido por un tipo de linfocitos inteligentes, que tienen un archivo de todos los tipos de virus y bacterias con los que el individuo ha entrado en contacto alguna vez en su vida.
Si el virus del resfrío que acaba de entrar al cuerpo, ya había atacado antes, el linfocito inteligente lo reconoce, y se transforma en una célula que empieza a producir una enorme cantidad de anticuerpos hechos a medida para destruirlo.
Ahora imaginemos que el virus que ataca, es desconocido, -como el nuevo coronavirus que esta causando la pandemia- y los linfocitos no lo reconocen.
Al no reconocerlo, no pueden producir anticuerpos -y por lo tanto- no hay defensas… y entonces, el virus, en este caso, el SARSCoV-2, causa la enfermedad COVID-19 que estamos viendo en todo el mundo.
Es decir, el sistema de defensa tiene células inteligentes que reconocen al enemigo, lo procesan y hacen un archivo de ellos… y luego, produce armas teledirigidas, inmunoglobulinas o anticuerpos, los cuales son específicos y hechos a la medida para destruir al invasor, anticuerpos que quedan circulando en la sangre. Pero no todas las inmunoglobulinas o anticuerpos son iguales…
Tipos de inmunoglobulinas
Existen cinco tipos de inmunoglobulina, G, A, M, D y E, cada una de las cuales tiene una función determinada. La inmunoglobulina M por ejemplo es el primer anticuerpo que se produce y es -en tamaño- la molécula mas grande de todas, pudiendo ser comparada con la fuerza de choque del sistema de defensa. La Ig G, se produce inmediatamente después de la M, y es la mas abundante, permitiendo la destrucción de virus y bacterias. La A es muy especial, se encuentra en leche materna, saliva, sudor, lagrimas, y moco intestinal. La D es muy poco abundante y tiene que ver con la regulación del propio sistema inmunológico, mientras que la Ig E es la que se activa en reacción a las alergias.
Los anticuerpos de la llama
Para entender la contribución de los anticuerpos de las llamas y otros camélidos, tenemos que entrar un poco en el detalle de como funciona un anticuerpo.
La molécula de un anticuerpo tiene la forma de una Y griega, en la que la parte del tronco digamos recibe instrucciones de los glóbulos blancos y los dos extremos de la Y griega se pegan a los virus o bacterias de un modo muy selectivo y especifico, como el de una llave a una cerradura.
Además de producir los tipos de anticuerpos descritos, las llamas tienen la particularidad de producir solo los extremos de la Y griega de los anticuerpos, es decir fabrican la punta de la llave, sin la parte que usamos para sostenerla con los dedos.
Al tener abundancia de ese tipo especial de anticuerpo, que por su menor tamaño se ha denominado un nanoanticuerpo (nano significa muy pequeño), los investigadores pueden estimular a las llamas y otros camélidos a producir enormes cantidades de nanoanticuerpos dirigidos contra determinado tipo de virus o bacteria.
Eso ha hecho que desde hace mucho tiempo, se investigue activamente la utilización de esos nanoanticuerpos para lograr neutralizar virus y bacterias.
En el caso del nuevo coronavirus y el artículo de la revista Cell que comentamos, investigadores de la Universidad de Texas en Austin, inyectaron a las llamas con porciones virus inactivos causantes del SARS y del MERS, que como recordamos, son las dos enfermedades que precedieron a esta Covid-19 y que también son causadas por coronavirus.
Lo que descubrieron es que en respuesta a esas inyecciones, las llamas produjeron nanoanticuerpos específicos contra los virus del SARS y MERS, pero que -y esto es lo importante de la investigación- esos nanoanticuerpos fueron capaces de neutralizar también a partículas del SARS Cov-2, causante del Covid-19 inyectadas a las llamas.
En otras palabras, los nanoanticuerpos producidos por la llama, podrían ser fabricados a gran escala y ser usados, ya sea de manera preventiva o terapéutica en el manejo del Covid-19.