Perú hace vino, qué nos deja el 2022
El renacer del vino peruano es la frase que más ha sonado durante el año que pasó y sin duda será el mantra de este 2023.
Pensé titular esta nota así pero elegí “Perú hace vino”, frase que me salió del fondo del corazón en la segunda edición del Premiun Tasting en el 2018 en el Hotel Country, ante la lapidaria crítica de uno de los panelistas sobre los vinos peruanos que se presentaron aquella vez.
¿Será que ese remezón impactó en los productores para ver hoy los cambios que se vienen dando en la producción vinera nacional? Es que se observan interesantes cambios en la calidad y variedad del vino nacional sumado al consumo interno que viene mejorando. El turista foodie está regresando progresivamente y pide vino local para acompañar la comida, de allí que cada vez más restaurantes lo incluyan en sus cartas, una tarea clave de las y los sommeliers así como de la empresa Perú Vino liderada por Pedro Cuenca.
En cuanto al consumo en la mesa cotidiana, aún hay pan por rebanar pero confío que seguirá evolucionando. El encierro provocado por la pandemia impactó positivamente en la cultura del beber e incrementó el consumo aunque no se cuenta con datos y estadísticas. Cuánta falta hace al sector trabajar con data oficial y específica sobre hectáreas cultivadas, producción y consumo nacional. Es una urgente tarea pendiente.
Benditos puntajes
Quien aún duda del efecto de los puntajes en el vino está equivocado. Intipalka y Tacama siguen cosechando mejores calificaciones de la crítica internacional especializada y por primera vez la bodega arequipeña Paz Soldán y su malbec rosé Conde de la Conquista logró 90 puntos en el Catad’Or World Wine Awards realizado en Chile en noviembre pasado.
La llegada de críticos especializados como Patricio Tapia (diciembre 2021) y Tim Atkin (diciembre 2022), por gestión de algunas bodegas, es un indicador que exige mejoras y ajustes para seguir incrementando la calidad y estándares que consoliden el reconocimiento tan deseado que impacta en la venta final. En el mundo del vino los cambios toman tiempo, el viñedo de vitis vinífera (uva para la elaboración de vino) produce una vez al año así es que lo que brinden las vides y la naturaleza más el trabajo en la bodega serán determinantes en su calidad. Como bien dicen los enólogos “solo tenemos una oportunidad en el año”.
Variedades patrimoniales o uvas pisqueras
La tendencia mundial que rescata y pone en valor variedades ancestrales ya se vive en Perú que desde siempre las disfrutó en nuestro destilado bandera: Pisco. Los vinos de variedades patrimoniales atraen miradas y suspiros de los conocedores, pero aún generan inquietud en el gran consumidor que es muy conservador y opta por malbec o cabernet sauvignon.
Los vinos rosados a base de quebranta o negra criolla, blancos, espumosos y naranjas de albilla, blends únicos de quebranta y tannat o la hermosa Italia (Moscatel de Alejandría) que baila en todos los estilos: seco, espumoso, cosecha tardía, mistela, muestra un panorama más que alentador pero exige ordenar la casa y definir bien los conceptos para que el crecimiento sea sostenido y duradero. Salud!