A toro pasado: el resumen de la Feria del Señor de los Milagros 2015
En términos generales, la LXX del Señor de los Milagros fue una feria que casi todas las tardes dejó satisfecho al público, pero quedan aún muchas cosas por mejorar.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
La feria tuvo de bueno y de criticable, como todo en la vida, pero el balance final fue una afición que casi todas las tardes –por un motivo u otro− salió satisfecha de Acho. Hubo varias buenas faenas y se cortaron orejas todas las tardes. No todos los toros tuvieron el trapío mínimo que Acho requiere, pero la mayoría de los astados se movieron y aportaron interés.
El año pasado decíamos, al resumir lo sucedido en la feria de 2014: “Si Citotusa no percibe el naciente descontento –sobre todo en lo referido a los toros y su bravura−, el año que viene las broncas podrían ser monumentales en contra de los empresarios ecuatorianos. Ello significa que ante la carencia de toros nacionales −recién en el 2016 se podría montar una feria con ganado casi en su totalidad peruano−, si el año que viene no se trajesen toros españoles, el desastre podría ser mayúsculo; es evidente que los astados colombianos no funcionan.”
LO ELOGIABLE
Citotusa inició los trámites para importar toros españoles y a pesar de iniciarlos tarde, logró la autorización de Senasa en julio. Los toros españoles, a pesar de que no todos dieron juego para faenas artísticas –algo normal, por otro lado−, fueron los responsables del cambio cualitativo de esta feria respecto a casi todas las de los últimos diez años, exceptuando la de 2012.
El cartel, irreprochable; con los toreros más interesantes del escalafón; ningún puesto se rellenó con espadas poco interesantes. Andrés Roca Rey, el diestro peruano que todos esperaban y que tenía que ser –y fue− la base del cartel de la feria. Enrique Ponce, Morante de la Puebla, Sebastián Castella y Alejandro Talavante, figuras indiscutibles. López Simón, la revelación de la temporada española. Diego Urdiales, que en 2015 triunfó en plazas importantes. Paco Ureña, que venía tras una gran faena en Madrid. Daniel Luque, sin un buen año en España, pero que venía de triunfar en México y ganó el escapulario en 2012. Rafaelillo y Manuel Escribano, necesarios para la de Miura. Joselito Adame, que dejó buena impresión en 2014 y Juan Carlos Cubas, que merecía ser visto nuevamente en Acho. Además, se encontró la manera de incluir a Joaquín Galdós, novillero peruano, destacadísimo este año en España y Francia.
LO CRITICABLE
Lo primero, el lamentable aspecto que mostró la Plaza de Acho; indigno e imperdonable que ad portas de sus 250 años, semejante monumento estuviese sucio, despintado, con manchas y desprendimientos del revoque de sus venerables muros. Culpa de Citotusa, pero no menos de la Sociedad de Beneficencia de Lima (SBLM), propietaria de la plaza, que depende de la Municipalidad de Lima y que negligentemente, no exigió lo que el contrato con Citotusa estipula: una inversión mínima de 100 mil soles anuales para mantener la plaza. Cierto que el año pasado Citotusa invirtió 600 mil soles en pintarla y remozarla, pero un edificio tan antiguo requiere permanente mantenimiento y el público limeño, que paga las entradas más caras del mundo taurino, no merece sentarse en un escenario así de descuidado.
Segundo, el trapío de muchos toros. Cierto que sufrieron el estrés del viaje, pero la causa principal fue que Citotusa los adquirió en setiembre, a solo dos meses de la feria, cuando ya la temporada española había concluido y lógicamente, compraron lo que encontraron y lo que los ganaderos pudieron entregar, pero Acho no merece saldos de temporada. Tampoco toros con las astas romas, sospechosas de burda manipulación en origen, de los toros españoles de Zalduendo y Daniel Ruiz; una vergüenza.
Tercero, lo tarde que se montó la feria, que estuvo a punto de no darse. Todo lo hecho a última hora tiene mayores costos, menores ingresos y problemas de organización que terminan perjudicando a los clientes: el público limeño.
Cuarto, los elevadísimos precios de las entradas. Las más caras de todo el mundo taurino, con enorme diferencia. Ello fue la causa –sin la más mínima duda− de que con carteles así de atractivos, la plaza no se llenase del todo ninguna tarde. El tema de los precios es responsabilidad de Citotusa y de la SBLM y ambas deben tomar –nunca mejor dicho− el toro por las astas.
Quinto, que no se haya incluido en el abono una corrida para conmemorar como Acho merece, en enero de 2016, sus 250 años. Algo que no se logró por culpa de la SBLM y Citotusa; ver el recuadro.
Sexto. Que Citotusa permita y no aclare rumores de que si se van, o que se quedan como empresarios. Es hora de aclararlo y si se quieren ir, que se muestre públicamente la ejecución de la fianza bancaria por 1.5 millones de soles a favor de la SBLM.
ANIVERSARIO DESLUCIDO
La complicada situación de Acho
Citotusa planteó algunas modificaciones al contrato de arrendamiento de Acho, a cambio de incluir en el abono de esta feria una corrida en enero de 2016 por los 250 años de la plaza. La primera, montar una boletería propia, con atención a domicilio, para evitarle al público el calvario de las interminables colas de Teleticket, dando facilidades a la SBLM para que fiscalizase la venta de entradas. Segunda, permitir el subarriendo de Acho, para poder diluir el costo de piso de plaza con otros espectáculos; ahora, los 1.7 millones de soles anuales de alquiler se reparten en solo cinco corridas, elevando el precio de las entradas a niveles estratosféricos; actualmente, si Citotusa quisiera dar otro espectáculo en Acho –taurino o no− tiene que participar como coempresario en el mismo; algo que impide reducir el costo de piso de plaza por corrida. Tercera, que el contrato diga “un torero peruano por feria” y no “toreros”; con Roca Rey y Galdós en activo, es irrelevante. Cuarto, que diga “una ganadería peruana por feria” en vez de “ganaderías peruanas”; si hay toros de garantía en el Perú, Citotusa sería poco inteligente si no los aprovechase.
Ninguna de esas propuestas fue aceptada por la SBLM. Pero es cierto que los hermanos Juan Fernando y Pablo Salazar, propietarios de Citotusa, jamás se reunieron con Martín Bustamante, presidente de la SBLM para discutirlas; sin trato directo, los negocios no salen adelante. ¿Qué esperan para reunirse?
UN ANÁLISIS DE LOS TOROS, TOREROS, TRIUNFOS Y DESILUSIONES DE LA FERIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS 2015
Los toros españoles, la expectativa de Roca Rey, las faenas notables y el extraño comportamiento del público de Acho.
Los toros españoles, con un costo promedio de 25 mil dólares por astado puesto en Acho, contra 7 mil uno colombiano y 6 mil uno nacional, fueron una inversión importante de la empresa. Los de Zalduendo y Daniel Ruiz permitieron alumbrar faenas de arte, esperable en los Parladé. Los de La Quinta con la acometividad, complicaciones y dureza propias de los de Santa Coloma; uno, el de Cubas, tuvo clase y bravura. Los Miura, diversos; unos metieron la cara, pero otros con la dureza y dificultades de la casta Cabrera. Los que fueron a Acho a ver santacolomas y miuras en faenas de parladés se equivocaron por completo; he allí el origen de la desorientada reacción de un sector del público que está convirtiendo a Acho en irreconocible. Los de Roberto Puga –varios sin trapío−, por debajo de lo visto otros años. El sobrero colombiano de Caicedo que lidió Ponce, dio buen juego.
Faenas notables las de Roca Rey –con la actitud de triunfar a toda costa−, López Simón, Ponce, Castella y Talavante. Solo detalles de Morante. Valentona, pero basta la de Adame. Buena, pero por debajo del toro, la de Cubas. Buena la de Ureña a un Miura. Urdiales, Escribano y Rafaelillo, inéditos. Luque, una desilusión. Una pena que el ganado no ayudase a Galdós pero quizá le hizo falta sacrificar su concepto del toreo y montarse él sobre sus astados.