Reseña de Rigor Mortis - Slaves to the Grave - Rigor Mortis Records - 2014
Hay bandas que apuestan a lo que saben hacer y producen un gran disco de lo mismo. Generalmente los fans estamos agradecidos pero siempre sentimos que el material anterior es mejor y al final no opimos demasiado el nuevo trabajo pese a haberlo esperado mucho. Otras se atreven a arriesgar más y, generalmente, decepcionan a todos con experimentos o cambios infumables. Sin embargo, hay un tercer grupo de bandas, que apuestan a algo diferente, arriesgan, y la hacen linda, es decir, cumplen con todos y con creces. Este hay sido el caso de Rigor Mortis con su, al parecer, disco final, Slaves to the Grave.
Rigor Mortis fue una de las primeras bandas de thrash metal de Texas y ya por 1983, andaban haciendo mucho ruido en medio de un mundillo rock que todavía se debatía entre el heavy metal a la NWOBHM y el punk/hardcore. Tempranamente alcanzaron su alineación clásica con Bruce Corbitt a las voces, Casey Orr en el bajo, Harden Harrison en la percusión y Mike Scaccia en la guitarra. Su principal hito lo marcaron cuando lanzaron su disco debut, el homónimo Rigor Mortis (1988) con Capitol Records, lo que los convirtió en la primera banda thrash metal (y de metal extremo) en sacar su primer disco en una multinacional. El disco es además famoso por la extraordinaria portada obra de Cort Johnson y su fondo rojo. Luego la banda continuaría con otro vocalista, Doyle Bright en dos trabajos que me parecen incluso más sobresalientes, el ep Freaks de 1988 y el álbum Rigor Mortis vs The Earth de 1991, ya en las postrimerías de la edad de oro del género.
Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente del metal. El thrash se fue casi completamente y volvió con mucha energía. Viejas glorias lanzaron nuevos trabajos, en general buenos, aunque hay algunos en debe. Nuevas bandas han sabido reeditar el viejo sonido con mayor o menor originalidad. Pero de alguna forma casi todos sentimos que Rigor Mortis no había acabado de decir lo suyo. Máxime cuando sus dos últimos trabajos estaban más cercanos al hardcore que al thrash puro y duro del primer disco. Y es precisamente con este disco con el que Slaves to the Grave se emparenta más.
Sin embargo, no se trata de un disco más de retorno. Rigor Mortis ha apostado fuerte a lo novedoso y ha salido ganador. Se trata de un álbum de 10 temas muy variados, con sonidos no tan comunes en el thrash, que han preservado una identidad que permite diferenciarlos. Han creado temas verdaderos. Normalmente no estoy interesado en hacer repasos tema por tema en primer lugar porque no es sintético y en segundo, porque nadie los lee. Pero en este caso algo hay que decir sobre casi todos.
El registro predominante del disco es el speed/thrash metal, y más de la mitad de los temas se apuntan en esa dirección. Puro speed son Rain of Ruin, Flesh for Flies, Fragance of Corpse y Curse of Draugr. Pero lo más interesante se da en los que no son tan tradicionales, como el título de inicio Poltergeist, que durante el comienzo efectivamente es un ejercicio brillante de speed/thrash metal hasta que pasando el segundo tercio desemboca en una sentida y espacial melodía acústica digna de un disco de Pink Floyd. El cambio es impresionante y plausible. Otro tema que se desmarca de la tendencia estándar es The Infected con un inicio en guitarra de power/heavy metal que es como un oasis salvador que el oído agradece. Pero quizás lo más arriesgado sea el tema Ancient Horror, una muestra de metal industrial muy al estilo del Ministry del Psalm 69 (no es de extrañar tanto ya que Mike Scaccia fue guitarrista de Ministry) y para mí que no soy precisamente el más grande fan de ese sonido ha quedado perfecto. El final del disco es exigente ya que se trata de dos medios tiempos pesados. Primero la instrumental Sacramentum Gladitorum y luego el tema de casi 10 minutos Ludus Magnus; se trata de un díptico que aborda la temática de las luchas de gladiadores y el misticismo y espíritu que las rodeaba en al antiguo Imperio romano.
A nivel instrumental todos están en un gran nivel. La guitarra de hecho es la que atrae más la atención ya que Scaccia está simplemente en un estado de gracia tanto en los solos como en los riffs y en todos, los temas. Corbitt, nunca ha sido el más grande cantante de la historia del thrash metal, pero creo que su performance constante con Warbeast en los últimos años le ha hecho mucho bien pues acá no da ni una nota de más. La sección rítmica es una verdadera arma de combate y es la que menos descansa a lo largo de los temas.
Además es necesario decir que este trabajo probablemente sea el definitivo de la banda ya que un miembro fundador insustituible: Mike Scaccia murió en el escenario de un infarto a fines del 2012, aunque felizmente sus partes para este disco ya estaban grabadas. De esta forma el resto del grupo continuó el esfuerzo por sacar el trabajo adelante. Incluso recurrieron a la colecta pública vía redes sociales para editar el álbum. Luego de más de un año de brega, lo consiguieron y acá tenemos lo que es su testamento artístico.
Algunos de los discos salen a la venta con un DVD bonus que incluye un video casero centrado en Mike Scaccia durante las sesiones de grabación del disco, en el que le oímos argumentar sobre sus posiciones acerca de su música y otras ideas. Un vistazo a su vida. Vale la pena.
Estamos ante un trabajo de primer orden, arriesgado y contundente que hace honor a una de las bandas de culto más importantes de la historia del thrash metal. Un trabajo que merece una oportunidad de parte de cada headbanger.