Reseña de Visigoth - The Revenant King - Metal Blade - 2015
Una banda que reúna en su propuesta el heavy metal ochentero de la NWOBHM con el doom clásico definitivamente llamará nuestra atención, sobre todo si se trata de una banda de este siglo y que se constituye en parte de la continuación del movimiento metalero mundial. Las palabras muchas veces se gastan y decir una vez más que “este es uno de los mejores discos de…” pues de tanto usarlas pierde el significado. Diremos pues que estamos ante un disco con el que se cometería una gran injusticia de no prestarle mucha y cuidada atención. The Revenant King de Visigoth es de lo mejor que podíamos esperar en estos tiempos epigonales y una evidencia de que con bandas así, el heavy metal está muy lejos de terminarse. Lo siento por nuestros enemigos.
Ha sido una gran sorpresa ya que no sabíamos nada de esta banda hasta ahora. Resulta que son de Salt Lake City, la capital del mormonismo en los Estados Unidos, están formados por Jake Rogers (voz), Jamison Palmer (guitarra), Leeland Campana (guitarra), Matt Brotherton (bajo) y Mikey T. (batería). Ya tenían circulando una demo y un EP que recogieron buenas críticas en el under y así llamaron la atención del gran Brian Slagel, figura de la difusión del metal en los 80 y 90 al frente del emblemático sello Metal Blade. Sí, con ese sello (que últimamente ha editado de todo, valgan verdades) apadrinándolos ha salido publicado su álbum debut, épicamente titulado The Revenant King. Un disco de 9 temas (un muy buen número para un disco en estos tiempos) de una extensión considerable cada uno, pues la mayoría oscila entre los 6 y 8 minutos y alguno sobrepasa los 9, en los que se reúnen las influencias del primer Iron Maiden, Cirith Ungol, Dio, Manilla Road, un más actual Reverend Bizarre y, claro, su propio estilo.
Son muchas las virtudes de este trabajo. La primera es la riqueza de los cambios que en cantidades generosas y en momentos pertinentes que hacen de los temas verdaderas aventuras sónicas como en los viejos tiempos. Es como volver a disfrutar de temas como The Phantom of the Opera de Maiden pero con un sonido algo diferente. En este campo brillan con luz propia el homónimo de apertura del álbum, The Revenant King, la segunda The Dungeon Master y la extraordinaria From The Arcane Mists Of Prophecy con la que cierran la selección. La segunda, un tema que nos ha llamado mucho la atención ha sido Mammoth Rider, corte más bien pesado en el que se siente mucho la potencia de un Dio ya independizado de Sabbath, luego de unos Cirith Ungol del King of the Dead y unos coros bien Manowar. Una gran mezcla que de por sí ya nos daba un tema redondo pero que se ve engrandecida si eso es posible con una parte casi al final que solo me puede remitir a una banda como Reverend Bizarre específicamente a la March of the War Elephants del Return to the Rectory, para luego volver al heavy más tradicional como si nada. Increíble. La cereza del helado, o la cruz sobre la colina maldita, sería la versión del himno de los Manilla Road, Necropolis, que les queda de maravilla y a la que le dan una nueva vida.
Otro aspecto que al menos a nosotros nos ha gustado mucho es el de la voz. Jake Rogers tiene un timbre grave que se aparta del sonido heavy operático a la Dickinson y también del chillido estilo Udo, se sitúa más bien cercano a la profundidad de Brian Balich de Argus o Abraxas d’Ruckus de Magister Templi y claro de su seguramente idolatrado Sami Albert Hynninen de los ya citados Reverend Bizarre. Como ven su tradición vocal es más bien el doom, pero la música en sí no es doom, en la medida que el bajo no es el instrumento protagónico, como pasa mucho en ese subestilo del metal, sino las guitarras, que son mucho más clásicas.
La portada también es muy impactante y me recuerda mucho varias de las ilustraciones de Michael Whelan usadas por Cirith Ungol para sus viejos discos. Aunque seguramente idealizados, los bárbaros visigodos de este disco son realmente motivantes.
Lo único que nos preocupa es que ¿cómo van a hacer para superar este disco? Porque cuando los grupos comienzan poniendo la valla tan alta a veces eso se convierte en su propia trampa porque luego todo el mundo espera algo más allá y ya no se puede, o cuesta mucho: paradojas de la vida y de la obras maestras.
¿A quién le recomiendo este disco? A cualquiera que le guste la buena música y sobre todo a los que creen que el metal ya murió o que ya no produce nada que valga la pena. Señores hay más bandas, el metal no se agota en el Big 4.
Como de costumbre unos videos. Compren el disco.