Reseña de WASP - Golgotha - Napalm Records - 2015
La verdad es que WASP desapareció del gran radar del metal en la primera mitad de los 90, luego de su indiscutible obra maestra Crimson Idol, y desde entonces ha permanecido por debajo de la línea de flotación de la amplia visibilidad en la que, por poner ejemplos, han permanecido otros grandes clásicos, como Iron Maiden o Motörhead. Esto no se debe a un declive en su producción discográfica, que ha dado múltiples lanzamientos, algunos muy destacables, y que en realidad no han fracasado completamente en ningún caso. Quizás esto tenga que ver con que los grandes medios no tienen tanta capacidad de atención para más de un puñado de bandas clásicas de metal y abarcar WASP ya sería demasiado aunque quizás tenga más que ver con el hecho de que los trabajos de Lawless desde Crimson Idol se han movido en terrenos más personales e incluso exigentes. Por otro lado hay que reconocer que la propuesta de WASP siempre estuvo entre las más incómodas del metal estadounidense. Recordemos que en los 80 sus shows fueron escandalosos tanto por su montaje de shock rock bastante sangriento y anticonservador como por los títulos de sus temas (Animal I Fuck like a Beast). Y que por eso concitó los más duros ataques del PMRC (una organización cuasi fascista que pretendió poner cortapisas a la libre expresión del rock en los Estados Unidos con argumentos religiosos hipócritamente disfrazados de moralidad y preocupación ciudadana). Es cierto que compartieron la época del glam hard rock de entonces, pero ellos no eran glammers, se diría que estuvieron entre las pocas bandas de Estados Unidos en hacer heavy metal que alcanzaron el rango de estrellas del rock (fueron realmente un puñado: Manowar, Twisted Sister, Mötley Crüe y quizás Lizzy Borden fueron las más reseñables, las demás fueron de glam hard rock, y ninguna del US power metal alcanzó ese nivel de popularidad).
Sin embargo, para los admiradores más recalcitrantes de WASP, todos sus trabajos han merecido atención y hemos permanecido atentos a las evoluciones de la banda. Así que a todos nosotros nos interesó saber que seguiría a Crimson Idol, y Still not Black Enough nos vino a confirmar que semejante estado de gracia era irrepetible. El disco no anduvo mal, pero quedaba muy a la saga. Luego vino el intento cibernético de Lawless; y con un momentáneamente retornado Chris Holmes manufacturó su obra más polémica, el industrial Kill, Fuck, Die. Un trabajo que desde esta página y pese a nuestra manifiesta ortodoxia, consideramos brillante, principalmente gracias a que a diferencia de casi todos los de esa época en lugar de adaptarse al sonido industrial adaptó el sonido a su propuesta, de tal forma que el disco suena a WASP. Claro, esta es una opinión que muchos no comparten. Luego vendría un bastante bajo Helldorado (1999), con el que retornó, sin mucha imaginación, a su sonido más clásico.
El siglo XXI comenzó con muy buenos trabajos, aunque mucho más personales y claramente dentro del heavy metal tradicional. Unholy Terror (2001) un disco desafiante en todo sentido que nos traía otro Wasp y que lo situaba como uno de los interlocutores más valiosos del repunte del metal en el siglo XXI. Esto se se reforzaría con el lanzamiento de Dying for the world (2002), un trabajo más polémico, porque pese a mantener cierta crítica a su propio país, se orientó hacia la proclamación de la venganza contra el mundo musulmán en el contextos de los atentados del 11 – S. Blackie llegaría a declarar que los árabes eran una cultura con 7 siglos de atraso con respecto de Occidente, un visión chauvinista y poco inteligente, que sin embargó inspiró un gran trabajo en el plano musical.
Luego llegaron sus dos obras conceptuales Neon God I y II lanzados en el 2004 y que pese a lo que el mismo Lawless declaró, fueron comparados con Crimson idol, debido a la semejanza temática y al hecho de ser conceptuales. De alguna forma era inevitable la comparación, lamentablemente eso perjudicó a Neon God, porque no es un trabajo a la misma altura (y no tiene por qué serlo) pese a contener temas de indiscutible calidad. Después llegarían dos discos de nivel promedio alto, Dominator (2007), en el que se desmarca un poco de su línea republicana, criticando a George Bush en uno de sus temas. Y luego Babylon (2009), buen disco pero algo repetitivo y cansino.
En este marco es que hace su aparición Golgotha, con la novedad de que se trata del primer trabajo de inspiración cristiana de Blackie Lawles y a veces eso genera un poco de aprensión entre los headbangers viejos, viendo que los artistas cuando se cristianizan y “renacen” suelen morir para los buenos discos. Pero todo tiene una excepción y esta es una. La calidad musical de este Golgotha es admirable. Es uno de sus mejores trabajos en años y por lo menos se mantiene a la altura, si es que no la supera un poco, de lo mejor que ha hecho en los últimos 15 años.
Son varios los elementos destacables de este trabajo. Para empezar las voces. Blackie, al menos en el estudio, está impecable y en uno de sus mejores momentos. No solo canta en las notas sino que juega con su voz alterando las melodías sin salirse del marco del tema. Eso por supuesto provoca el interés en volver a escuchar las canciones. Los momentos en los que esto alcanza su mayor expresión son el corte de inicio del disco, y sobre todo el tema final, la prolongada Golgotha, con la que acaba este trabajo.
Otro punto reseñable es el excelente trabajo en guitarras, en particular los desgarrados y trabajados solos que acompañan los temas. Como podemos oír en todos, pero sobre todo en Hero of the World y Miss You. ¿Quiénes han estado a cargo del instrumento en este disco? Pues Doug Blair, que ya viene trabajado con la banda hace algunos años pero al que nunca oímos tan inspirado como ahora. La otra persona acreditada es el mismo Lawless.
En el plano del teclado, que es tocado por Blackie, debemos señalar la constante presencia de este instrumento en Fallen Under, Slaves of the new world order y Eyes of my maker a los que dota de una atmósfera enfermiza semejante a la que oímos en aquel Kill Fuck Die de los 90 y que ha seguido reapareciendo con el tiempo.
Sobre los temas en sí mismos, pues son de una gran variedad. Hay heavy enteramente clásico como el corte de inicio Scream, que se inscribe en el heavy/hard rock más maduro o Slaves of the new world order más sencillo y directo. También tenemos un tema de impronta setentera muy marcada, Last Runaway que además creemos podría haber funcionado como un gran hit en los 80 dada su temática acerca del fugitivo que huye y vuelve al hogar (¡cuánto se explotó eso en aquella época!). Hay medios tiempos demoledores como la ominosa y pesada Fallen Under y una hermosa balada (o seudobalada) Miss You, un cruce entre la clásica The Flame de su debut y Hold on to my heart del Crimson Idol. Otro corte reseñable es Eyes of my maker, que quizás sea el tema más evidentemente cristiano. Se trata de un medio tiempo ominoso muy logrado, que tranquilamente podría estar dedicado al demonio. Otra vez aparece ese teclado oscuro y estridente.
No se trata de describir tema por tema. Ya con esto podemos hacernos una idea de lo notable del disco. Solo para terminar decir que se trata de un trabajo que gana con cada escuchada, lo que es cada vez más raro en esta época en la que se trabaja para discos de un mes. En el heavy metal aún nos importa la perdurabilidad. WASP, entonces, nos ha dado un notable trabajo que puede pararse sin complejos en medio de sus mejores trabajos y revalida la credibilidad de un artista cuyas ideas derechistas y conservadoras contrastan con su actitud a veces incendiarias, pero que más allá de eso ha conservado su talento y nos sigue entregando buen heavy metal. Larga vida a la sierra.
Simpático lyric video
Ya anduvo presentando temas de este disco en sus conciertos