Museo del corazón (Parte II)
(Semana del llanto en TV en serie)
Hoy concluye el listado de telenovelas relevantes que Eduardo Adrianzén nos hizo llegar y que iniciamos en una entrega anterior. Como saben este listado se encuentra en el libro de su autoría, “Telenovelas: cómo son, cómo se escriben” publicado por la Universidad Católica del Perú. Es importante considerar que este texto apareció en el año 2002 motivo por el cual posiblemente encontrarán alguna discrepancia u objeción. Esa observación explica el hecho de que la entrada de Betty, no se encuentre actualizada y no de cuenta del fenómeno en el que se ha convertido.
MUSEO DEL CORAZON
Breve análisis de algunos clásicos del género
11) ISAURA LA ESCLAVA
Original para TV de Gilberto Braga. Adaptación de la novela de Bernardo Guimaraes.
El secreto de su éxito: la templanza, de nuevo.
Fue la telenovela que abrió el mercado internacional a los brasileños, y de paso también la mente de muchos que se resistían a aceptar que un melodrama no tiene por qué ser cursi si está hecho con talento. Isaura… fue una caja de sorpresas, entre las que destacaron la calidad de los actores y una ambientación muy pulcra que hoy nos parece sencilla a comparación con los blockbusters que se hicieron después. Además de su inteligente guión, que adaptaba una popular novela que los chicos brasileños leen en el colegio y que sirvió como entrenamiento para Gilberto Braga, futuro maestro del género. Es la historia una linda esclava blanca que resiste el acoso sexual de su obsesionado dueño Leoncio (Rubens de Falco) aún estando en la posición social más baja posible. Amparada por la bondadosa mujer con quien Leoncio se casa (Norma Blum) Isaura encuentra la felicidad enamorándose de un galán correcto (Roberto Pirilo) y cuando parece que las cosas irán por el camino de los tríangulos, inesperadamente Leoncio manda a carbonizar en una cabaña a esposa y galán, es decir a los dos co-protagonistas buenos. Cambiadas las clásicas reglas del juego telenovelesco a mitad de la historia -nunca se había visto que el malvado mate al galán que la chica ama- Isaura… se volvió vanguardista y su desesperada huida de los apetitos de Leoncio generó mucho más interés aún en su segunda parte. En general el gran tour de force de la telenovela es que el verdadero galán es el malvado, mérito de la actuación de Rubens de Falco y su seducción muy al estilo Clark Gable.
12) CRISTAL-EL PRIVILEGIO DE AMAR
Original de Delia Fiallo
El secreto de su éxito: el glamour a pesar de la pobreza.
Cristal (Jeanette Rodríguez) es una joven huérfana y naturalmente pobre que sin embargo logra convertirse en una modelo famosa, accediendo así a la parte más “frívola” -tratemos con pinzas el término- del imaginario femenino. Guardando muchas distancias, Cristal es una especie de sobrina de Simplemente… nacida en una sociedad más moderna donde es socialmente aceptado dedicarse al modelaje como una forma honesta de ganarse la vida. Reivindica el derecho de la mujer a sentirse deseada y sexualmente poderosa usando sus atributos naturales: la belleza, algo bastante más glamoroso que la realista María agachada sobre su máquina Singer, ya que Cristal se mueve como pez en el agua dentro de un mundo que la mujer común solo conoce por las revistas. Otra vez encontramos el personaje de la madre (Lupita Ferrer) que abandonó a su hija en el pasado y con quien -faltaba más- disputará el amor del mismo hombre (Carlos Mata).
Si bien fue un éxito en América Latina, más impresionante fue el revuelo que causó en España en donde paralizaba el tránsito. Este fenómeno, normal en nuestras tierras, hizo fruncir el ceño a algunos puristas e hizo que otros intelectuales españoles muestren un candoroso desconcierto. Según ellos: ¿cómo era posible que un culebrón tan malo sea tan bien recibido en una sociedad como la suya? Creo que no hay que ser un erudito para hallar la respuesta. A fines de los 90′ Televisa realizó un remake con el título El Privilegio de Amar con Adela Noriega y la siempre hermosa e impecable Helena Rojo.
13) CUNA DE LOBOS
Original de Carlos Olmos
El secreto de su éxito: la fascinación por la maldad
Cuna de Lobos es Catalina Creel, y Catalina Creel es simplemente el Diablo. Inspirada en un personaje cinematográfico de Bette Davis, la actriz María Rubio hizo historia en las telenovelas como la falsa tuerta que mata tranquilamente a quien se cruza en su camino sin perder la compostura ni olvidar jamás combinar el color de su parche en el ojo con el del vestido que llevara puesto (o viceversa). Historia inverosímil por donde se mire, su encanto radica en mostrar a una serial killer sin el menor remordimiento y a la cual ninguna autoridad se atreve siquiera a preguntarle nada. Porque la Creel no tiene que andar escondiéndose como Hannibal Lecter, qué va. Hasta se da el lujo de electrocutar a un detective en la piscina de su propia casa y todos tienen la delicadeza de creerle cuando dice fue “un accidente”. Provoca pensar que el autor creó a su personaje como un símbolo de la impunidad de ciertas clases sociales. Si esa no fue su intención, igual el subtexto es muy sugerente. Ya en los últimos capítulos y en el paroxismo de su maldad, la Creel hace estallar una avioneta en el aire gracias a la idea de echar un kilo de azúcar en su tanque de combustible antes del despegue. Después de ver eso, podemos creer que era capaz de activar una bomba atómica con una barra de chicle. En fin, Catalina Creel representa al Mr. Hyde que todos llevamos dentro y es una catarsis de los deseos homicidas dirigidos hacia quienes estorban en nuestros planes. Finalmente es ella misma quien se mata. Es decir gana, pues no le da el gusto a nadie de verla derrotada o presa. Diana Bracho, Gonzalo Vega, Alejandro Camacho, Rebecca Jones y otras figuras tuvieron que dar dignamente la pelea ante un personaje que sin duda devoró la historia y no dio tregua ni hasta en la última secuencia del último capítulo, donde “reencarnó” en un nieto suyo también con falso parche pirata.
Cuna de Lobos es uno de los picos de la telenovela de Suspenso en su variante policial y su autor Carlos Olmos no escatimó recursos dramáticos para mantener siempre en vilo a la audiencia. Aparte de homicidios, hubo clínicas donde despedazaban recién nacidos para vender órganos, secuestros, incendios y otras exquisiteces góticas que nos recordaron los buenos tiempos de Rina, unidas a otra virtud adicional: una duración razonable que nunca alcanzó a aburrir.
14) VALE TODO
Original de Gilberto Braga, en Co-Autoría con Aguinaldo Silva y Leonor Basseres
El secreto de su éxito: cuestionar la moral contemporánea.
Telenovela adulta y revolucionaria por donde se mire, Vale Todo se convirtió en hito al poner sobre el tapete numerosas cuestiones de moral cotidiana a través de una clásica oposición madre/hija (inspirado en Mildred Pierce) acerca de los valores en la sociedad contemporánea. Vale Todo habló sin tapujos de las obsesiones impuestas al ciudadano común debido al auge del neo-capitalismo incubado en los 80′, todas tendientes a obtener el éxito a cualquier precio pasando por encima de personas, sentimientos y convicciones. Es quizás la única telenovela donde se escuchó hablar de dinero, trabajo y crisis económica más que de amor. Como nunca, el romance era solo un telón de fondo porque lo que en general movió la trama fue la red de intrigas armadas por conseguir o mantener status y poder. Odete Roitman y Fátima Acioly se inmortalizaron como prototipos de villanas modernas y totalmente creíbles. Creíbles porque no estaban locas ni gesticulaban imitando a la bruja de Blancanieves como las típicas malvadas del melodrama rosa, no. Estas mujeres querían sexo o dinero y no cesaron hasta conseguirlo. Incluso -primera de muchas audacias- Odete (estupenda y bella Beatriz Segall) era una mujer sesentona que buscaba satisfacer sus apetitos sexuales con hombres bastante menores, aunque lástima que su debilidad por el gigoló César destrozó su curtido corazón. Otra audacia: el amoralisímo final feliz para Fátima y César cuando parecían estar derrotados. Otra: la decisión de Solange (Lidia Brondi), la chica buena de la historia, de tener un hijo sola como “producción independiente”. Otra: la pareja de lesbianas que se ama con una ternura envidiable, y el estado de viudez que se crea en una de ellas cuando la otra muere. Otra, no tan notoria pero igual de novedosa: el tratar la amistad sincera entre hombres y mujeres sin que exista asomo de sexo de por medio. El fotógrafo Sardina compartía departamento con Solange y el crédulo Poliana con Raquel, y ninguno de los dos eran homosexuales, mostrando quizás por primera vez en la pantalla la capacidad de la fraternal convivencia más allá de teorías de género. Y así una larga lista que consagró al original de Gilberto Braga como uno de los más perfectos modelos de la Telenovela Social.
Al mismo tiempo, gran parte de la habilidad argumental consistió en crear un coro de personajes que permitía que prácticamente todas los grupos sociales y de todas las edades se identifiquen con alguno. Tenía madres buenas (Raquel, Eunice), madres malas (Odete, Fátima, que llega a vender a su bebé) y madres con problemas (Helena, que era alcohólica). También mujeres modernas y mentalmente muy sanas sin problemas con la virginidad (Aldeide, Solange, Nanda), hombres ambiciosos de mediana edad (Iván, Marco Aurelio) hombres jóvenes con problemas existenciales (Thiago, André) y así por el estilo. Como conclusión, creemos que es tremendo reto para los autores del futuro llegar a superar una relación madre/hija tan extraordinaria como la de Raquel y Fátima (Regina Duarte-Gloria Pires) tan pródiga en escenas de antología gracias a actrices de primera con textos de primera.
15) PANTANAL
Original de Benedito Ruy Barbosa
El secreto de su éxito: la nostalgia del Edén
Aparte de muchos méritos propios, Pantanal tuvo la fortuna de aparecer en el momento histórico preciso: los inicios de los 90′, cuando la ecología se convirtió en el tema más políticamente correcto en todas las latitudes. Ambientada en una extensa y poco explorada zona del sur de Brasil, Pantanal nos muestra una suerte de paraíso donde un hombre fuerte (José Leoncio) vive en armonía con la naturaleza, pero su forastera mujer (Madeleine) comete el pecado mortal de no amarla igual que él, razón por la que se auto-expulsa. Años después el hijo de este hombre, que representa a la ciudad y la civilización, conocerá a una bella joven nacida en medio del río y tratará de reconciliarse con sus orígenes mediante una idílica historia de amor. Yuma y Juventino, la pareja interpretada por Cristiana Oliveira y Marcos Winter, simbolizaban una especie de vuelta a la matriz en sus secuencias bañándose desnudos en las aguas del pantanal, como si ésta fuera líquido amniótico. O como un Adán y una Eva limpios de pecado original arrullados por el canto de las garzas y los sonidos de una selva paradisiaca. Imagen bastante idealizada por cierto, ya que al margen del amor y el respeto que debemos tener por la naturaleza, cualquiera sabe que la selva amazónica es uno de los ecosistemas más crueles y violentos que existen. Y si lo dudan pregúntenle a los mosquitos, pirañas, serpientes, hormigas carniceras y a los jaguares que felizmente aún quedan.
Gracias a su inteligente premisa dramática Pantanal es una de las telenovelas más estéticas de la historia del género, tanto por la belleza de sus paisajes como por la de sus actrices. Además de su historia central tuvo núcleos muy interesantes que en determinados momentos lograron acaparar la atención. Como la apasionante historia de María (Angela Leal) apodada “bruja” por su abusivo esposo, quien se enamora perdidamente del joven peón Alcides (Angelo Antonio). Lástima que hacia la parte final encontramos una extraña incoherencia: ¿por qué Alcides mata a Tenorio -el marido de María- si éste no lo había castrado, como pareció hacerlo en unas impactantes y violentas secuencias? Demás está decir que es literalmente imposible que un hombre no sepa que ha sido castrado, pero calculamos que las presiones del público (Alcides era un galán demasiado simpático para ser capado cual gatito) obligaron a Ruy Barbosa a dar marcha atrás y hacer decir a Alcides que “por suerte sólo fue un corte, una heridita”. Lo malo fue que entonces su venganza nos sonó un poco excesiva, y como que se ensució las manos volviéndose un asesino cuando en realidad no tenía una razón muy poderosa para matar. En fin, no busquemos la paja en el ojo ajeno. Aunque valga el ejemplo para hacer notar como siempre el público termina decidiendo los finales en las más exitosas telenovelas. Y también de cómo gran parte de la pericia de un autor consiste en saber manejar esas variables.
16) CAFÉ CON AROMA DE MUJER
Original de Fernando Gaitán
El secreto de su éxito: la revisión del cliché de masculinidad.
Gaviota (Margarita Rosa de Francisco) es una bella recolectora de café que conoce a Sebastián, un apuesto galán (Guy Ecker) quien sufre posiblemente el más espinoso problema jamás achacado a un galán desde que se inventó la telenovela: la impotencia. Cómo será de incómodo este asunto que la tradición literaria registra un caso famoso, el de la novela Armancia de Stendhal, un gran enigma para público y estudiosos quienes no descubrieron hasta bien entrado el siglo XX que la tragedia del protagonista -que incluso lo lleva a la muerte- era esa, la cual jamás se menciona por puro recato. Claro que el galán de Café… apareció en el mundo pre-Viagra y quizás hoy el problema sería remediable para beneplácito de su esposa, la cual obviamente pasó las de Caín. Pero lo más interesante de la historia es que con Gaviota, de quien por supuesto se enamora, Sebastián sí se realiza en el plano sexual, y esta ligera “minusvalía”, por llamarla de algún modo, lejos de desanimar a la chica más bien la hace sentir especial y mejor que todas las restantes mujeres del mundo. Por tanto uno de los grandes secretos del éxito de la telenovela es haber demolido la fantasía del galán castigador y polígamo cual macho en celo (¿se imaginan a Andrés García en semejantes aprietos, por ejemplo?) a cambio de un hombre sensible cuya anatomía solo despierta si está correctamente sintonizada con el corazón. Digamos que el humano Sebastián de Café… está en las totales antípodas del animal que violó a Leonela, y es grande el mérito de su autor al haber puesto sobre el tapete semejante volteada de esquemas.
Aparte de esta polémica premisa, la telenovela se las ingenió para mostrar las novedosas imágenes de una Colombia rural y moderna al mismo tiempo, incorporando al argumento todas las facetas relacionadas con una industria local universalmente conocida: el café, desde su siembra hasta su exportación. Una muestra más del ingenio de los autores colombianos -en este caso el excelente Fernando Gaitán- para conservar su identidad cultural con creatividad, y como si fuera poco enriqueciendo las temáticas del género.
17) MIRADA DE MUJER
Original de Bernardo Romero y Mónica Agudelo
El secreto de su éxito: el deseo erótico que sobrevive a la madurez.
Mirada de Mujer es el remake internacionalmente conocido de Señora Isabel, telenovela colombiana que fue vista en algunos países (entre ellos el Perú) pero sin el éxito que logró la versión mexicana de la TV Azteca. De arranque, la historia es cautivadora por lo verosímil. María Inés (la magnífica Angélica Aragón) es una mujer madura, casada y de excelente posición económica. Tiene tres hijos, una enorme casa en la capital y otra en el campo. Posee autos, joyas, muy buena ropa y todo lo que una típica mujer de otra generación podía desear. En cierto modo arranca como una ex chica heroína de los 70 que logró casarse con el chico rico, se volvió ama de casa, no perdió a sus hijos y está a punto de convertirse en una regia cincuentona. No es anoréxica: al contrario, es lo bastante rellenita para que cualquier señora latinoamericana se identifique con ella. Toda esta aparente y muy burguesa felicidad matrimonial descansa sobre bases más falsas que un billete de tres pesos porque -era evidente- a María Inés su esposo la engaña con otra, ella se entera y su mundo perfecto hace agua, dejándola sola y desilusionada a las puertas de la terrible menopausia. El cómo nunca se imaginó que eso podía sucederle a ella ya es otro tema, habida cuenta de la cantidad de infidelidad masculina, pero el caso es que la pobre mujer se queda con la mirada perdida… hasta que sus hermosos ojos verdes se topan con los de otro hombre. Que no es otro galán cincuentón como su adúltero esposo, qué va, sino un galán intelectualoso de 32 años (bueno, eso decía él) interpretado por Ari Telch, al que le gustaban las damas un poco mayorcitas.
Luego de un arduo trabajo de campo por parte del nuevo galán, todas las resistencias morales de esta mujer fueron vencidas una a una, gracias a un elemento casi nunca explorado con seriedad en una TN: la aceptación de que el deseo erótico es lícito aún cuando una mujer pasa de los 45 años y se supone que ya es una “señora seria”. Cierto que los brasileños lo habían descubierto años atrás, pero no olvidemos que el calor del trópico no calza mucho que digamos con la Virgen de Guadalupe, así que Mirada… fue una de las primeras que sacudió moldes moralistas con gran eficacia en estos lares. Aunque lástima que no se llegó a las últimas consecuencias. El ambiguo final abierto con María Inés no liberada del todo de su culpa judeocristiana y sin terminar de soltarse el moño para vivir plenamente a la manera de Odete Roitman pero siendo buena, nos hace suponer que de nuevo el conservadurismo del público tuvo su peso. De todas formas, el éxito obtenido animó a la TV Azteca a explorar por los caminos de la vanguardia, demostrando además que una actriz madura sostiene fácilmente protagónicos con mucho mayor fortuna que una prefabricada jovencita sin experiencia.
18) MUÑECA BRAVA
Original de Enrique Torres
El secreto de su éxito: la puesta al día del complejo de Cenicienta.
Enrique Torres es un autor que viene de hacer varias telenovelas con Andrea Del Boca y maneja el humor con gran soltura. En Muñeca… puso al día todos los clichés habidos y por haber parodiando el género en cada detalle. Da la impresión de que siguió un manual de recursos típicos dándole una vuelta de tuerca a cada uno y haciendo que la telenovela en conjunto funcione como una ingeniosísima tomadura de pelo. Eso sí, contando con una inmejorable cómplice: Natalia Oreiro, quizás la joven actriz más dotada, energética y encantadora de los últimos tiempos. Ella y un elenco de actores impecables que se tomaron en serio el despelote, hicieron de esta architrillada historia una telenovela revolucionaria por donde se mire. Notable también el componente musical aprovechando el furor de la “bailanta” e incorporando sin pudor todos los elementos de moda y coyuntura. Punto en contra: el alargamiento hasta la languidez, ilustrando una vez más lo riesgoso que es engolosinarse con el éxito. Pero al margen de sus pecadillos veniales, la Muñeca Brava queda como una de los derroteros más interesantes por donde puede transitar la TN del futuro.
19) YO SOY BETTY, LA FEA
Original de Fernando Gaitán
El secreto de su éxito: la reivindicación de la “estética de la fealdad”
Al momento de escribirse estas líneas, Yo Soy Betty… aún continúa emitiéndose en su país de origen, y por ello puede parecer apresurado incluirla en este capítulo. Creemos que no lo es, pues su éxito internacional fue casi inmediato. Crónica de un éxito anunciado podría decirse, ya que la combinación tema-autor-estilo-actores jugaba a ganador, y una vez más se demuestra que la audacia es el juego en la TN postmoderna. Gracias a Betty (insuperable Ana María Orozco) volvemos a sentir el oxígeno creativo en todo su esplendor, y también la esperanza de que la clásica Cenicienta puede tomarse unas largas vacaciones sin que nadie la extrañe en absoluto.
TRES CLASICOS EN EL PERU:
20) CARMIN (EL ADORABLE PROFESOR ALDAO)
Varios autores, sobre un original de Abel Santa Cruz
El secreto de su éxito: la reivindicación de la fantasía sexual adolescente y el complejo triunfante de Electra.
En los años 70′ fue la popular Viviana Hortiguera, interpretada por Regina Alcóver, colegiala de último año de secundaria que acosaba al correcto profesor Mariano Aldao (Julio Alemán) disputándoselo con su elegante tía Constancia (Patricia Aspíllaga). En 1985 se llamó Fiorella Menchelli y lanzó a la novel actriz Patricia Pereyra al estrellato, contrato en Televisa incluido. Como anotamos en el capítulo 4, el guión original de Abel Santa Cruz fue reelaborado y reescrito por varios guionistas en distintas etapas para realizar Carmín, un suceso que posicionó a la telenovela peruana en aquellos momentos difíciles. Nunca las fantasías femeninas adolescentes fueron tratadas con tanta frescura y desparpajo como en Carmín. Más aún, Fiorella tuvo la audacia de competir con su tía Claudia (Lourdes Berninzon) por el mismo hombre, sin preocuparle de que esta joven tía simbolizaba su figura materna, pues Fiorella era huérfana. Se dio el gusto de ganarla sin remordimiento ni culpa en una competencia netamente erótica cuyo trofeo era además un galán intelectual (Roberto Moll) bastante alejado de los esquemas del sex symbol clásico. Con una historia sencilla y muy ágil que iba escribiéndose al día y de acuerdo al pulso con el público, Carmín fue vanguardista en la medida que no se hizo problemas para desaparecer de la trama a su pareja principal alrededor del capítulo 70, pasando a otra etapa que no fue la última. Varias parejitas y numerosos actores se turnaron el protagónico de esta peculiar telenovela, hasta que superados los 300 capítulos sus productores decidieron finalizarla, literalmente por cansancio. Fue exportada a Venezuela con notable éxito y también a muchos otros países.
21) LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO
Original de Eduardo Adrianzén
El secreto de su éxito: la validación social del migrante como nuevo dueño de la capital.
Siempre he desconfiado de los antologadores que se incluyen en la antología, pero durante el libro he usado muchos ejemplos sacados de Los de Arriba.. y su presencia en este capítulo obedece a un criterio puramente técnico debido a su éxito y las especiales connotaciones que tuvo en su momento como producto atípico. Citaré dos apreciaciones: una periodística y la otra extraída de un texto sobre antropología de género.
“… Los de Arriba y los de Abajo se ha convertido en un interesante fenómeno de la comunicación masiva: cada vez más gente de distintos estratos sociales se sumerge -casi sin darse cuenta- en la urdimbre de melodrama y humor que presenta la historia de Ulises (Oscar Carrillo) y Gloria (Mónica Sánchez) cuyas vidas se ven trastocadas cuando entran en contacto con César (Julián Legaspi) y Regina (Leslie Stewart)… (…) “Ulises es definitivamente un símbolo”, dice Carrillo… (…) “Su perfil corresponde al de una generación atrapada en una lucha social constante, en medio de una realidad resquebrajada por la violencia estructural”. La generación de los hijos de los migrantes, nacidos en la gran ciudad y que manejan con fluidez los códigos del ámbito urbano…”
(Reportaje de Ernesto García Calderón para El Suplemento del diario Expreso, Agosto de 1994)
“… (Los de Arriba…)… se concentra en la crítica de las relaciones tradicionales de clase, etnicidad y género, características de la sociedad peruana, y propone un nuevo modelo de ciudadanía y de relaciones de género…”
(Identidades Masculinas, de Norma Fuller, editado en 1997)
Los de Arriba y los de Abajo tuvo 209 capítulos y fue emitida entre 1994-95. Debido a su propósito marcadamente coyuntural y localista, casi no tuvo circulación internacional.
22) LUZ MARIA
Original de Delia Fiallo. Adaptación de Maritza Kirchhausen y Luis Felipe Alvarado
El secreto de su éxito: la reivindicación de la ilegitimidad, nuevamente.
Luz María -o Lucecita- es hija de un millonario y sin embargo va a trabajar de sirvienta a casa de su propio padre. Este, al igual que su hija, desconoce la verdad, y como es de esperarse la bella chica se enamora del joven de la casa, quien por fortuna no es su hermano pues es fruto de los amores adúlteros de su madre con otro hombre. Para hacerla corta, digamos que la genética es indispensable en toda la construcción dramática. A diferencia de Esmeralda-Topacio, Lucecita al menos no es ciega, aunque sí lo es para las intrigas y argucias de los demás en contra suya. Historia de una respetable edad -es una de las primeras radionovelas con la firma de doña Delia Fiallo- la versión peruana tuvo varios puntos a su favor, empezando por una muy buena adaptación. El equipo encabezado por Maritza Kirchhausen fue el responsable de la creación de varios personajes que dieron frescura y dinamismo a un esquema bastante convencional. Otro acierto fue la decisión de ambientarla a finales del 1800, con lo que el anacronismo de muchas premisas quedó como algo totalmente verosímil. Tratándose de una telenovela pensada para tres partes, los guionistas supieron engarzar la primera y segunda usando los turbulentos episodios históricos de las guerras civiles entre pierolistas y caceristas, quienes libraron batalla en la misma ciudad de Lima durante 1895. En este tránsito de algunos capítulos -los mejores de toda la telenovela- se logró una atmósfera épica a la manera de Lo Que el Viento se Llevó, enriqueciendo con creces el argumento original. Otro factor clave del éxito fue el destacable trabajo de la actriz colombiana Angie Cepeda, quien desdramatizó muchas situaciones haciéndolas ligeras y creíbles, además de su buena química con su co-protagonista, el actor Christian Meier. Destacaron también Teddy Guzmán, esta vez como una maternal nana que se convierte en el apoyo de Lucecita, y el galán ciego encarnado por Javier Echevarría.
Luz María se emitió en 1998 en el Perú y es hasta el momento una de las telenovelas más vendidas en el mundo por América Producciones, empresa cuyo principal objetivo es la exportación de sus remakes.
*Estimados lectores: Desde enero del 2009, el blog “Tv en serie” lo desarrolla Romina Massa. Este post escrito por el anterior blogger, Javier Masías, seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.