El hombre que conoce mis silencios y mis miedos
Nuestros corazones se unieron al compás de su voz. Al sujetar su dedo índice, dice que lo atrapé para toda la vida, a pesar de haber nacido mujer. Y es que después de dos hijas esperaba al varón. El hijo que llevaría sus nombres y su apellido. Pero la vida, Dios o en lo que quieran creer, le dio tres hijas. Tres hijas revolucionarias que nunca se quedaron calladas.
Tres hijas a las que amó desde el primer día que las vio y que sigue amando con ese corazón blanquiazul que tantos sustos ha dado en este último año.
Hoy quiero dedicarle este post a mi papá. Quiero hacerlo porque siento que se lo debo y porque creo que este es el mejor regalo de cumpleaños que puedo darle.
Más allá de las diferencias que pueda tener con él, porque todos tenemos temas que resolver con nuestros padres y madres (no existe relación perfecta), tengo muchas cosas por agradecerle:
Gracias porque por ti el 40% de mi ADN proviene de la Amazonía.
Gracias por prepararnos las mejores papillas del mundo, aunque te tomara horas hacerlo.
Gracias por regalarme flores la primera vez que menstrué. En ese momento no entendí lo que eso significaba.
Gracias por cada uno de tus aciertos, pero sobre todo gracias por tus errores, porque de ellos aprendí más.
Gracias por permitirme haberte dicho todo lo que pensaba y sentía por ti sin filtros.
Gracias porque siempre has sido muy amoroso y entregado a tu reina y a tus tres princesas. Aunque debo confesar que esto de creerme princesa me trajo muchos temas que felizmente resolví con terapia psicológica. Gracias también por eso.
Gracias por cumplir con mis listas infinitas cuando te ibas de viaje.
Gracias por no reírte cuando a los siete años dije que quería ser basurera. Ese día me preguntaste ¿por qué había tomado esa decisión? Y mi respuesta fue: porque para eso no se estudia. Acto seguido me miraste fijamente a los ojos y dijiste: “no importa el oficio que elijas, hagas lo que hagas tienes que hacerlo bien. Con el corazón y la convicción de que pones todo lo mejor de ti, si no, no lo hagas”.
Gracias por educarme con las banderas del amor y de la verdad.
Gracias por darme un año sabático para decidir qué profesión elegir.
Gracias por llorar conmigo cuando sentía que ya no podía más con mi vida. Sabías que no habían palabras de consuelo, solo abrazarme y llorar.
Gracias por enseñarme a tratar a todos y a todas por igual, porque las personas somos personas y merecemos respeto.
Gracias por conocer mis silencios y mis temores.
Gracias por haberme dicho que antes de casarme, convivir o formar un hogar, primero viaje sin parar. ¡Vaya que lo hice! Y lo sigo haciendo.
Gracias por seguir diciéndome que cepille mis dientes, que no camine sin zapatos porque me puedo resfriar y que me alimente bien.
Gracias por mostrarme que los celos no son buenos compañeros.
Gracias por llevar a todos mis amigos y amigas a sus casas después de las fiestas.
Gracias por cederme tu lugar cuando me quedo a dormir en la casa.
Gracias por levantarte a las 6:00 a.m. para hacernos jugo de naranja, porque según tú: “no hay nada mejor que un jugo recién exprimido”.
Gracias por hacerme hincha de Alianza Lima y haberme llevado al estadio.
Gracias por no enviarme cadenas por WhatsApp y escribir sin errores ortográficos. Siempre nos dijiste que una persona, sin importar su oficio, debe tener una buena redacción.
Gracias por mostrarme con tu ejemplo que un corazón humilde y honesto es lo más valioso.
Gracias por respetar mis luchas y ser consciente de lo machista que hemos podido ser. Es un largo camino, lo sabemos.
Gracias por enseñarme a denunciar las injusticias, aunque para algunos eso signifique ser “problemática”.
Gracias por enseñarme que la soberbia es sinónimo de debilidad.
Gracias por caminar decenas de kilómetros en nuestro Eurotrip.
Pero en especial, gracias por creer en mí y por las palabras que me diste ayer. Gracias por sostener mi mano y en silencio decirme que todo estará bien, que el camino ya se abrió.
Esta es mi forma de decirle feliz cumpleaños al único hombre que no le teme a mi mirada, que conoce mis silencios y mis miedos más profundos.
¡Te amo, papá! Y ¡Arriba Alianza por siempre!
Si te gustó este contenido, te invito a seguirme en Instagram y Facebook