Conviviendo con la Fibro: pautas para una alimentación adecuada
Desde hace unas semanas, por iniciativa de una gran amiga, decidimos ponerle un sobrenombre lleno de amor y aceptación a la fibromialgia. Ahora cuando nos referimos a ella le decimos: Fibro. Y aunque pueda parecer algo muy superficial, créanme, ayuda muchísimo.
Cada día que pasa entiendo más cómo actúa la Fibro en mi cuerpo y me convenzo que llegó a mi vida para salvarme. Sé que algunos pueden cuestionar lo que digo y se preguntarán ¿Cómo te puede salvar una enfermedad que causa dolores tan profundos?
La Fibro, en estos meses, me enseñó muchas cosas valiosas, entre ellas cambiar y mejorar mi alimentación, algo vital para todos y todas, sin importar si padecemos o no de alguna condición médica.
Recuerdo que al inicio de mi tratamiento, mi doctor me cambiaba la dieta cada semana, para ver cómo mi cuerpo reaccionaba cuando dejaba de consumir carnes rojas, harinas, lácteos, algunas frutas y verduras. Por ello, y en base a mi experiencia, conversé con la licenciada Carla Torres Fernández-Cabrero, nutricionista dietista (CNP 6703), para que nos pueda guiar en este camino. A continuación les comparto algunas pautas para mejorar nuestra alimentación:
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Lo primero que debemos hacer es buscar a una nutricionista de confianza. Cada dieta o plan alimenticio debe estar adaptada a las necesidades de cada persona, de acuerdo a su edad, peso, antecedentes médicos, etc.
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Una de las cosas más comunes que nos aqueja es la deshidratación. En mi caso, las pastillas me dan muchísima sed y tomo dos litros de agua diarios (entre infusiones y jugos). Un consejo que me dio Carla fue siempre acompañar el almuerzo y la cena con un bol pequeño de alguna crema de verduras o sopa, esto ayudará a la hidratación.
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La Fibro nos genera ansiedad y depresión. Por ello, además de los fármacos, es ideal consumir alimentos que nos ayuden a aumentar nuestros niveles de serotonina. Consumir pavo, pollo, leche, queso (de la forma más natural posible), pescado, huevos, tofu, soja, semillas de ajonjolí y de calabaza, nueces, maní, mantequilla de maní y cacao al 70% (como mínimo).
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Sí, sé que el estómago también sufre por la cantidad de pastillas que tomamos. Y es que, en palabras de Carla, el uso prolongado de analgésicos podría causar gastritis medicamentosa. En ese caso lo recomendable es evitar alimentos y productos irritantes, como el té, café, chocolate, vino, gaseosa, condimentos artificiales, pimienta, ají, grasas saturadas y aceitunas negras. Para contrarrestar este malestar y regenerar la mucosa del estómago, podemos consumir dos claras de huevo al día, puede ser en tortilla o sancochadas, durante dos meses.
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Las harinas, podrían inflamar nuestras articulaciones, dependiendo de cada caso. Se pueden reemplazar los alimentos ricos en gluten por papa, camote, yuca, choclo, harina de camote (para preparar pan o postres), cañihua y quinua, en todas sus presentaciones.
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Para mejorar el umbral del dolor de nuestras articulaciones, debemos consumir alimentos ricos en antioxidantes, como los arándanos, la espinaca, el kale (es como una lechuga pero más rugoso y con mucho hierro), manzana, cúrcuma, palta, aceite de coco, germinados y alimentos fermentados, como el chucrut.
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Para ayudar a nuestras articulaciones podemos consumir alimentos ricos en Omega 3, como:
- Pescados azules (no fritos): salmón, sardinas, bonito, jurel y caballa, de tres a cuatro veces a la semana.
- Semillas: linaza, chía y sacha inchi, entre una y dos cucharadas al día.
- Frutos secos: castañas, almendras y pecanas naturales, un puñado al día.
- Algas: el yuyo puede ser consumido en tortilla y la espirulina en batidos o ensaladas. - Los trastornos de sueño también nos acompañan y debemos buscar opciones para ayudar a nuestro cerebro a descansar plenamente. A nivel nutricional, lo recomendable es cenar dos horas antes de irse a dormir. “Las cenas deben ser ligeras, sin energizantes y estimulantes”. Aquí algunas opciones:
- Crema de verduras (zapallo, zanahoria y espinaca), dos tajadas de queso fresco picado o 1 huevo cocido.
- Verduras salteadas (brócoli, cebolla, tomate y espárragos) con champiñones, carne de soja o pescado y acompañarlo con una infusión.
- Tortilla de verduras (usar la regla de los tres colores), media taza de papaya picada y acompañarlo con una infusión o leche.
Espero que estas pautas proporcionadas por la nutricionista Carla Torres Fernández-Cabrero las ayude a entender cómo debemos alimentarnos y recuerden que las dietas no son genéricas. Cada persona es un mundo aparte y lo que a mí me hace bien no tiene que hacerte bien a ti y viceversa.
Sabemos que este camino no es fácil y tal como una de ustedes escribió: uno aprende a ser su propio héroe. Estos meses, como mencioné al inicio, aprendí muchísimo de mí, de mi cuerpo, de los alimentos que consumo, de la naturaleza y en especial, de todas ustedes. Gracias por compartir sus historias, por crear este círculo de contención y de reciprocidad. Sus mensajes han sido una inyección de amor y empatía. Gracias por hacerme sentir que este camino lo estamos transitando juntas.
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